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Hace unos días, el profesor Fernando Checa, nos propuso leer el artículo: “Mobuzz, Dans y la economía de la cancamusa”, de Fuckowski, y he de decir que, como primera toma de contacto con el Comercio Electrónico, considero que ha sido una experiencia que nos ha espabilado bastante. Pues si sólo nos dedicamos a hablar de las bondades del e-commerce, que las tiene y muchas, es probable que se nos hubiera creado la falsa ilusión de que todo el monte es orégano. Es por esto que siempre se agradece un acercamiento a la realidad de las cosas.

Centrándonos en el contenido del artículo, en él se denuncia el uso, por parte de algunos, de la web 2.0 como mero instrumento de distracción, es decir, para disfrazar de genial e innovadora una idea que, en el fondo, es bastante pobre. Identificando a cierto grupo de “emprendedores”, por llamarlos de alguna manera, que se dedican a vender humo en la red, que es lo que Fuckowski denomina la “economía de la cancamusa”.

Para ser un buen “cancamusero” se necesitan tres ingredientes fundamentales: una idea de negocio difícilmente rentable, subirse al carro de la última tecnología más en boga en ese momento y contar con el apoyo de algún gurú, de andar por casa, que predique a los cuatro vientos el potencial de dicho negocio para generar pingües beneficios en el futuro, aunque desde su creación sólo haya generado pérdidas. La crítica de Fuckowski se centra, principalmente, en torno a las empresas Mobuzz y Fon y la figura de Enrique Dans. ¿Por qué se considera a Mobuzz y Fon cancamusa?

Mobuzz pretendía ser un referente en la televisión 2.0 aunque en la práctica no llegó a ser mucho más que un breve noticiario que, a diario, recogía las novedades de internet. Es probable que la idea de la televisión 2.0 algún día triunfe, el problema es que Mobuzz no era eso, no tuvo la suficiente versatilidad para ofrecer su producto de forma atractiva y acabó fracasando. En su andadura tuvieron que soportar duras críticas, tanto la empresa como su gurú particular, el profesor del Instituto de Empresa Enrique Dans. Ellos atribuyen esta crítica a la envidia, yo creo que más bien se debe a que a ninguno nos gusta que nos tomen el pelo. Desde su blog, Enrique Dans considera desproporcionadas estas críticas, incluso llega a adoptar una postura de cierto victimismo, y es posible que alguno se haya excedido en las formas, pero creo que lo más “doloroso” para este profesor es que se haya puesto en tela de juicio su posición de gurú o visionario en sistemas de información.

En cuanto a Fon, es un “movimiento” a escala mundial, que se sube al carro del “deseo de compartir” latente en muchos internautas desde que, años atrás, apareciera Napster y que perdura hasta nuestros días. En este caso se trata de compartir tu conexión a internet. En un principio la fonera, el router que te permite compartir tu conexión, prácticamente se regalaba por lo que gozó de gran aceptación, todos sabemos que la palabra “gratis” altera bastante la psique humana, aunque luego no eran tantos los que efectivamente compartían su conexión. En la actualidad la fonera es un router con algunas características especiales, tampoco nada excepcional, que se vende a precios de mercado. Desde que hay que pagar por la fonera, este “movimiento” ha perdido fuelle, en cualquier caso considero que ha sido un paso acertado pues regalar routers no parece un gran negocio. No obstante, aun cobrando por el router, ¿realmente es un negocio esto del movimiento Fon? Para quien no esté muy familiarizado con el movimiento Fon explicaré rápidamente en qué consiste: para formar parte de la comunidad Fon debes disponer de una cuenta FON (gratuita) y una fonera (router WiFi 802.11n que cuesta 79 €). Este router te permite compartir tu red con otros usuarios de FON cuando se encuentren dentro del alcance de tu red Wifi, a cambio, siempre que tú estés compartiendo tu conexión en ese mismo instante, tendrás acceso a la conexión de cualquier otro miembro de la comunidad Fon. A todos usuarios que comparten sus conexiones a internet de este modo se les denomina Linus. Pero además la fonera te da la opción de cobrar a un tercero que, sin ser miembro de Fon o no estar compartiendo su conexión en ese momento, quiera hacer uso de tu FON Spot (lo que paga dicho usuario, al que se denomina Alien, se reparte al 50% entre FON y el fonero, que dejará de ser Linus para pasar a denominarse Bill, según parece en alusión a Bill Gates, pues a partir de ese momento el fonero en cuestión podrá dedicarse a vivir de las rentas…). Temas legales al margen (algunas ISP incluyen la cláusula “usted se compromete a utilizar el servicio de acceso a Internet únicamente para su uso particular, no pudiendo utilizarlo por cuenta o en beneficio de terceros”), el servicio que ofrece la comunidad FON es bastante malo. Pues dependes de que haya alguien con fonera allí donde lo necesites, que en ese momento esté compartiendo su conexión, que disponga de un ancho de banda aceptable, una antena con suficiente potencia como para darte cobertura desde la calle y que el bordillo de la acera sea cómodo porque el hecho de que el fonero te invite a pasar dentro y tomar un café con pastas si que me parece ya bastante improbable, es más fácil y práctico buscarte cualquier cafetería o restaurante que ofrezca WiFi gratis a sus clientes. Por esto considero el movimiento FON un añadido más a un router, que puede ser más o menos interesante, pero no le veo entidad suficiente como para ser la principal fuente de ingresos.


Por desgracia, la “economía de la cancamusa” no se limita a Mobuzz y Fon, ni  tampoco es algo que haya generado internet, pues la charlatanería ha existido siempre, lo que sí es novedoso son las inusitadas posibilidades de propagación del humo gracias a la red de redes. Hace unos años estaban de moda los portales de internet y todos recordamos lo que sucedió con Terra, Lycos, Yaycos, etc. En la actualidad es el fenómeno de la red social lo que “lo peta” en internet y son muchos los que caen en la tentación de añadir la coletilla del 2.0 (Ellas 2.0, turismo 2.0, laSexta 2.0, Escuela 2.0, Coches 2.0, Elegancia 2.0,…) con mayor o menor fortuna. La cuestión es que el hecho de que las redes sociales estén en boga en estos momentos no es garantía de éxito para todo aquel que se suba al carro del 2.0 y menos aun cuando sólo se hace por aparentar. La web 2.0 no es algo bueno ni malo en sí mismo, depende del uso y aplicación que se le dé. Además es bastante arriesgado pues el contenido de la misma depende en gran medida de los usuarios. En estos momentos, podemos encontrar bastantes empresas cancamusa en la red. Algunas muy conocidas, como es el caso de Youtube, que supuso un desembolso de 1.650 millones de dólares para Google, que le ha obligado a abandonar su política de publicidad no invasiva y, pese a todo, sigue generando pérdidas. Otros fracasos sonados, en este mismo sentido, de la compañía californiana son Google Answer o Google Wave. Otra cancamusa por todos bien conocida es tuenti, con varios millones de usuarios, la mayoría entre 14 y 20 años, con ninguna predisposición a pagar por el servicio y poco receptivos, en ocasiones incluso llegan a mostrar de forma manifiesta su descontento, con la presencia de publicidad en dicha red social. Aunque también existen cancamusas 1.0, como es el caso de Zattoo que básicamente consiste en pagar una cuota para ver a través de internet canales de la TDT y alguno vía satélite, todos ellos se emiten en abierto y los podemos visualizar gratuitamente en nuestro televisor, incluso muchos cadenas de televisión emiten buena parte de su programación través de su página web y otras directamente sería mejor no verlas… En sus comienzos Zattoo era gratuito y utilizaba protocolo P2P, la calidad dejaba bastante que desear pero en determinadas circunstancias podía tener cierta utilidad, intentaron vivir de la publicidad pero no supieron gestionarla y optaron por hacerlo de pago, la mayor parte de los usuarios lo percibían como un producto de baja calidad y totalmente prescindible así que la merma de usuarios debió ser considerable, pese a todo, aún subsiste aunque en mi opinión cada día hay más contenido televisivo en la web y si no ofrecen ningún servicio añadido y continúan dedicándose única y exclusivamente al broadcasting cada vez tendrán más dificultades.

Pero si tales empresas “cancamusa” son incapaces de generar ingresos, entonces ¿qué incentivos tienen estos individuos para crear una empresa de este tipo? La jugada es clara: el uso de nuevas tecnologías, con las que la mayor parte del público no se encuentra muy familiarizado, y el gurú de turno predicando las bondades de su producto, no tienen otro fin más allá de inflar las expectativas sobre el negocio cancamusero de forma que el humo se pueda vender a precio de oro o, en su defecto, conseguir financiación suficiente como para vivir de la sopa boba una buena temporada. Es por esto que debemos adoptar siempre una actitud crítica ante los diferentes negocios “del siglo” que se nos presenten, ser capaces de separar el grano de la paja y no creer que algunos conceptos únicamente están al alcance de unos pocos gurús elegidos, ya que si fuera el caso ¿quién va a consumir algo que no entiende? Las ideas simples son las que triunfan, que a posteriori se pueden complicar todo lo que se quiera, pero en el fondo, todo siempre se sustenta sobre una idea muy simple y al alcance de todos.

Un saludo y espero vuestros comentarios!

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